Leo una extraordinaria biografía de Salvador Allende, del español Jesús Manuel Martínez, Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, 2009. Y me entero a cuarenta años de distancia del feroz golpe de estado con que un militar chileno, militar entre militares, el general Augusto Pinochet Ugarte -el clásico «milico» golpista latinoamericano, de los que ya hemos tomado suculenta medicina en la Venezuela rojo rojita- interrumpiera el hilo constitucional de esa ejemplar democracia para montar la más feroz dictadura del siglo XX suramericano, que Salvador Allende provenía de una augusta familia de médicos y profesionales de alcurnia.
Hay constancia de uno de sus tatarabuelos acompañando a Bernardo O’Higgins en el triunfo y la derrota. Luchando a su lado para conquistar la Independencia y acompañándolo al destierro peruano, cuando los chilenos decidieron apartar el militarismo de las instancias de poder político de la nueva república. Para bien de su deslumbrante futuro. Un hermano de ese tatarabuelo, lucharía junto al caudillo popular Manuel Rodríguez en la misma contienda. Y participaría en Boyacá y Carabobo junto al Libertador.
De ellos proviene la creación y desarrollo en Chile de la masonería, de la cual uno de sus abuelos sería el Gran Maestro. Y de la que su familia recibiría respaldo solidario en momentos difíciles, cuando un Allende combatiera junto al presidente Balmaceda, saliendo derrotado. Otro sería asesinado por las tropas de Balmaceda, con lo cual queda claro que los Allende ocuparon todos los espacios de la política chilena.
Con sangre belga por su madre, Laura Gossens, provenía del linaje de los inmigrantes ilustrados, que darían cepa a la aristocracia chilena. Pero todos esos Allende se jugaron por los pobres, por los desangelados. La derecha chilena pretendió macular su nombre y luego su memoria tachándolo de burgués.
¿Quién osaría compararlo con tiranos de oscura progenie y nebulosa memoria? ¿Quién con un asaltante de caminos, sapo al servicio de Gómez y sacado a la posteridad del oscuro fondo del bandidaje en manos de un escapulario?
